La perspectiva a largo plazo de la recuperación de un derrame cerebral y por qué la atención plena es importante
Superviviente de derrame cerebral y orientadora desde 2017, Lori continúa su recorrido hacia la recuperación del derrame cerebral; está comprometida a servir como compañía y guía para otros supervivientes.
Lori es profesora adjunta y directora de programa en Holistic Health and Contemplative Well-Being en Western Michigan University. Cuenta con la certificación para impartir los cursos de meditación Reducción del estrés basada en la atención plena a través del Center for Mindfulness de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Es también una psicóloga doctoral titulada en Michigan.
Después de su derrame cerebral, Lori estaba frustrada por los pocos recursos existentes para apoyar su recuperación emocional luego del derrame cerebral y por las limitaciones prevalecientes impuestas a los supervivientes. Como respuesta, fundó el Mindful Stroke Recovery Project, programas y capacitaciones líderes en habilidades de atención plena, o mindfulness.
Mi historia (hasta el momento)
Regresé a la concentración de escribir este ensayo una y otra vez, tomando breves recesos según eran necesarios. Redacté el primer borrador con muchas palabras escritas fonéticamente, sin preocuparme más allá de este punto hasta que pude volver atrás y actualizar la ortografía y la gramática. Así es como mis palabras e intenciones se unen gradualmente para ser compartidas con otros. Me muevo con lentitud, deliberación y paciencia, como si no tuviera adónde ir y como si contara con todo el tiempo del mundo.
Comparto esta meditación como un ejemplo inmediato y directo de la manera en que enfoco la vida y cada tarea cognitiva y motora fina desde mi accidente cerebrovascular isquémico en el verano de 2017. En ese momento, yo corría todos los días, era adepta ávida de la dieta mediterránea y desde hacía largo tiempo practicaba y enseñaba meditación. No parecía tener riesgo de derrame cerebral. Con presión arterial baja y niveles de colesterol ideales que hacían que mi médico me preguntara con entusiasmo sobre mi dieta, no tenía esta preocupación en mi radar interno. Pero incluso así, una arteria carótida interna en la parte izquierda de mi cuello diseccionó (desgarro o separación en el tejido) espontáneamente y, en un instante, mi vida cambió. Me convertí en una superviviente de derrame cerebral.
Al inicio estaba totalmente paralizada, salvo en el cuadrante superior izquierdo. No podía hablar ni procesar pensamientos. Soy dichosa, porque mi trabajo se adaptaba a un retorno gradual, y logré encontrar el tiempo para mi rehabilitación, tanto ingresada como ambulatoria. Contaba con un círculo de apoyo social, pequeño pero pujante, y me beneficiaba de las habilidades de atención plena adquiridas a lo largo de muchos años como profesora y practicante.
Con el tiempo, logré avances que mi equipo de rehabilitación me había dicho que serían imposibles. Permítanme repetir esto, me habían dicho que era imposible avanzar más. ¡Venirme con imposibles a mí! Hice esos avances a pesar de todo. Se acerca el octavo año de una nueva vida e identidad interior y continúo enfrascada en la rehabilitación. Tengo debilidad en el lado derecho, pérdida de sensibilidad, agnosia digital (dificultad para nombrar y diferenciar entre los dedos de cualquier mano y las manos de otros), afasia y acalculia (dificultad para realizar tareas matemáticas sencillas, como sumar, restar, multiplicar o identificar cuál es el mayor de dos números). Experimento frustración, descubrimiento y muchas posibilidades; a menudo en el mismo momento. Verás, incluso cuando el “yo” que conocía fue lanzado en una tormenta de crisis y confusión, todavía hubo una parte de mi —una presencia— que permaneció accesible y estable. Yo llamo a esto músculo de atención plena.
Durante mi estadía en un hospital de rehabilitación, yo seguía practicando y enseñando habilidades de atención plena. Algunas enfermeras venían a mi habitación, invitadas a participar en recesos de atención plena. Entre los papeles que encontré tiempo después en mis expedientes médicos me sorprendió descubrir que yo intentaba escribir acrónimos de enseñanza para ejercicios de atención plena. Algunas letras estaban invertidas y la escritura a mano parecía ser de una niña de 6 años. ¡Pero yo seguía siendo una profesora de atención plena!
Mi experiencia hasta el momento me deja ver lo que yo llamo la perspectiva a largo plazo de la recuperación de un derrame cerebral, el panorama general, que es un camino largo y sinuoso. En el trayecto hacia la nueva identidad y la nueva vida que se despliegan, cada paso y cada momento son únicos. Con el tiempo, comencé a llamar a esta ruta de sanación “medicina basada en presencia”, imbuida con concientización de atención plena y una calidad de atención especial.
Momentos de atención plena
La práctica de la atención plena nos ayuda a estar conscientes de nuestra experiencia, momento a momento. Las habilidades de atención plena me han apoyado en tres senderos importantes como superviviente de un derrame cerebral.
- He ganado concientización de las pérdidas que he experimentado debido al derrame cerebral y de la capacidad de albergar esa pena con el tiempo. Avanzo, e incluso así, lloro esas pérdidas, desde las habilidades físicas y la memoria hasta la fluencia al hablar y la capacidad de hacer cálculos numéricos. Lo más doloroso de todo es la pérdida de la relación con la persona a la que llamo “yo”.
- Se ha demostrado que la práctica de atención plena apoya la salud cerebral. La investigación sugiere que quienes meditan regularmente podrían ser capaces de alentar neuroplasticidad (la capacidad del cerebro de reconfigurarse y hacer nuevas conexiones después de una lesión). No sabemos cuáles son los límites del cerebro para sobreponerse a una lesión. Los estancamientos pueden enlentecer la ruta, que de por sí no es lineal, hacia la recuperación, ¡pero eso no significa que el camino termine en un callejón sin salida!
- La concientización sobre atención plena también me ha apoyado para ser amable y bondadosa conmigo misma cuando el estrés y la frustración de la rehabilitación del derrame cerebral me tientan a rendirme, especialmente en las etapas agudas de la recuperación. Cuando podemos ser amorosos (o al menos amistosos) con nosotros mismos y con nuestras circunstancias en el momento presente (por frustrante que sea) algo milagroso sucede. En lugar de resignación, la aceptación de nuestra vida, tal como es, nos ayuda a que participemos en, y nos comprometamos con, la perspectiva a largo plazo de la recuperación del derrame cerebral. La aceptación libera y renueva nuestra visión para en qué queremos convertirnos.
Adopta la perspectiva a largo plazo
Es probable que tú o alguien que te importa haya tenido un derrame cerebral. Recuérdate a ti mismo (y a los otros) nunca dejar de avanzar retomando las capacidades que perdiste. Recuerda ser amigo de la persona que eres en este momento, a la vez que te esfuerzas continuamente por moldear en quién te convertirás.
Este camino largo, sinuoso y no lineal hacia la sanación después de un derrame cerebral requiere que amemos tanto a quién somos ahora como a quién seremos. Practicar atención plena nos ayuda a nutrir este momento y es un buen amigo para la perspectiva a largo plazo de vivir en el futuro que nos espera.
La columna de la Dra. Gray incluye referencias al contenido de un artículo que ella publicó en 2020 titulado “Living the Full Catastrophe: A Mindfulness-Based Program to Support Recovery from Stroke” (Vivir toda la catástrofe: un programa basado en la atención plena para apoyar la recuperación de un derrame cerebral).
Visita www.drlorigray.com para obtener más información sobre el Mindful Stroke Recovery Project o contempla inscribirte en su Substack en lorigray947487.substack.com.